El 3 de marzo de 1847 en Edimburgo nacía Alexander Graham Bell, el hombre que logró patentar a su nombre el teléfono y uno de los grandes científicos e inventores cuya obra permitió el desarrollo de las telecomunicaciones. La paternidad del invento es discutida y la historia curiosa. La Oficina de Patentes de EE.UU recibió el mismo día (14 de febrero de 1876) dos peticiones para dos modelos muy parecidos del mismo invento: el teléfono. Tanto Graham Bell como el norteamericano Elisha Gray así lo reclamaban; un conflicto que ganó finalmente Bell, quien había presentado la solicitud solo dos horas antes que Gray.
Bell registró la patente. Sin embargo, si repasamos toda la historia habría que preguntarse ¿quién inventó el teléfono?
En el siglo XIX surgieron prototipos en varios lugares del mundo, casi a la vez, porque científicos e inventores estaban trabajando en cómo transmitir la voz a distancia a través de cables. En EE.UU el ya citado Elisha Gray, en Alemania Johann Philipp Reis, también el húngaro Rivadar Puskás y en Italia, un inventor llamado Antonio Santi Giuseppe Meucci…y al más famoso de todos: Alexander Graham Bell, para la mayoría, el padre del teléfono. En 1876 logró la patente frente a Elisha Gray. Entonces, ¿es Bell el padre del teléfono? Fue el primero que lo patentó, pero no fue quien lo inventó. El verdadero padre es Antonio Meucci, un inventor italiano que se trasladó a la Habana y después a New York. Allí, entre 1845 y 1860, construyó el primer teléfono que utiliza para comunicarse con su esposa, enferma de reumatismo. Pero como no tenía recursos económicos no pudo pagar la patente del invento. Antonio Meucci intentó en los tribunales que se le reconociera su paternidad aunque no lo consiguió. Más de un siglo después, en 2002, el Congreso de los EE.UU reconocíó a Antonio Meucci como el inventor del primer teléfono.
El primer teléfono que patentó Bell contenía un pequeño micrófono que funcionaba con una electroimán. A partir de ese momento se desarrollaron, de forma paralela a los nuevos teléfonos, micrófonos que buscaban mejorar la comunicación y eliminar interferencias.
Estas y otras curiosidades, las encuentran los visitantes en la exposición «Comunicando: de las señales de humo a los satélites» donde se muestra cómo ha evolucionado este genial invento con piezas originales y modelos de diferentes tipos de teléfonos de finales del SXIX, así como su transformación a lo largo del siglo pasado hasta la actualidad.
La exposición propone un didáctico recorrido a través de la evolución de la comunicación y los dispositivos asociados a ella. Ubicada en la tercera planta del Museu, reúne piezas reales, audiovisuales, escenografías e interactivos que repasan la historia de las telecomunicaciones desde sus rudimentarios inicios hasta los sofisticados satélites. Un telégrafo Hughes fabricado en segunda mitad del siglo XIX, la máquina de cifrado y descifrado ENIGMA K-207, un teléfono de sobremesa de batería local de 1895 y una centralita manual de 1935, son algunas de las piezas originales que se exhiben junto con interactivos en torno a la telegrafía o los sonidos que emitían reproductores de audio antiguos como el gramófono.