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‘Somos menos violentos que hace cien años, aunque parezca lo contrario’

Qué es la mente criminal, por qué nos fascina la violencia o qué impulsa al asesino en serie. Son algunos de los temas que Vicente Garrido, profesor de Psicología criminal y pedagogía de la delincuencia de la Universitat de València ha compartido con nosotros en esta entrevista. Considerado el mayor experto en psicopatía de España, desmitifica la imagen de ficción que tenemos del psicópata inteligente, y sostiene que  la violencia forma parte de nosotros «y la cultura señala cómo utilizarla o reprimirla». Garrido, autor entre otros libros, de ‘Cara a cara con el psicópata’, ‘El rastro del asesino’, y coautor de la novela ‘Crímenes exquisitos’, impartió ayer la conferencia ‘La mente criminal’ en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

¿Cómo funciona una mente criminal?
En realidad no hay una sino varias mentes criminales, que pueden agruparse en dos grandes tipos. Una es de ‘sangre caliente’, atenta a responder con violencia ante lo que ella cree que son faltas de respeto, es impulsiva y actúa fuertemente alterada en sus constantes fisiológicas. La otra es premeditada, de ‘sangre fría’, y tiene un mayor autocontrol en su determinación de lograr sus objetivos. Por supuesto, es una simplificación: hay sujetos capaces de destacar en ambos tipos de violencia, pero es cierto que muchos individuos pueden especializarse en una u otra.

Así pues, hay personas que matan por impulso, otras de forma premeditada pero ¿qué tienen en común estos individuos? Es decir, ¿todos podemos ser autores de un asesinato?
En efecto, hay elementos comunes, como la ausencia de empatía, un sentimiento inflado de autoestima y un pobre razonamiento moral; y en cierto sentido, también problemas en el autocontrol, incluso en los sujetos que premeditan sus actos, ya que esa acción no es sino la cesión ante unos deseos ilegítimos, aunque exija de mayor tiempo para cumplimentarlos. Y no, NO todos podemos cometer un asesinato, ya que éste, por definición, supone matar a alguien en una situación de indefensión, y esto en realidad no es algo fácil de hacer, ni mucho menos.

¿La genética influye para convertirse en asesinos en serie?
La genética influye en todo, porque la personalidad es el resultado de esa herencia en su actualización por las influencias ambientales. Un asesino en serie tiene rasgos o una base de psicopatía que, en determinadas circunstancias, pueden destapar ese caudal de violencia gratuita y con frecuencia sádica.

Y estas personas, ¿pueden controlar ese impulso y vivir con normalidad? Se dice que hay psicópatas sociales, ¿es cierto?
Los asesinos en serie que nunca han sido detectados son, por definición, desconocidos, y no sabemos lo que han hecho de sus vidas. Ahora bien, tenemos conocimiento de que ciertos asesinos en serie, cuando fueron capturados, llevaban muchos años sin haber matado, con una vida plenamente integrada, como Dennis Rader, alias BTK, en Kansas, y Gary Leon Ridway, conocido como el Asesino del Río Verde, en Washington. Luego es posible que puedan vencer, con la edad, su impulso criminal, pero es algo difícil, sin duda.

Nuestra propia historia, el éxito de la novela negra, el cine y la tv, los videojuegos, e incluso en el deporte se utilizan términos bélicos. ¿Por qué nos fascina la violencia?
La violencia forma parte de nosotros, la cultura señala cómo utilizarla o reprimirla. Ese impulso agresivo nos da el placer de la excitación y del poder. 

 ¿Qué opina de cómo los medios retrata al asesino en serie? En la mayoría de las ficciones, se presentan como individuos muy inteligentes y con poder sobre los demás como Hannibal Lecter o John el Rojo de ‘El Mentalista’
Bueno, son ficciones mayormente. Salvo excepciones, los asesinos en serie no son particularmente brillantes ni refinados, más bien seres grises que escapan a una vida mediocre con el poder que da el crimen: su planificación y su ejecución.

¿Somos menos violentos que hace 100 años ¿o no? ¿Cree que la sociedad del futuro albergará más o menos violencia? Somos menos violentos, aunque parezca lo contrario. El último libro de Steven Pinker, «Los ángeles que llevamos dentro», lo prueba de forma rotunda; otra cosa es que la violencia del siglo XX haya sido espantosa… pero por difícil que resulte creerlo, la tendencia hacia una menor violencia es clara.

¿Cómo deberíamos responder frente a los asesinos más recalcitrantes y sádicos?
Buscándolos, capturándolos, encerrándolos durante mucho tiempo…

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