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¿Sabías que … el 17 de abril de 1970 la tripulación del Apolo 13 regresó sana y salva a la Tierra?

Aunque la frase exacta que pronunció el astronauta del Apolo 13 Jack Swigert fue “Bien, Houston, hemos tenido un problema aquí” (“Ok, Houston, we’ve had a problema here”), la que acabó haciéndose célebre para dar a entender que ha surgido un problema imprevisto es “Houston, tenemos un problema” (“Houston, we have a problema”). El Apolo 13 fue la séptima misión tripulada del Programa Apolo de los Estados Unidos y la tercera con el objetivo de alunizar.

El 11 de abril de 1970 a las 13:13 horas la nave fue lanzada pero el alunizaje fue abortado debido a la explosión de un tanque de oxígeno dos días después del despegue, al quedar inhabilitado el módulo de servicio del cual dependía el comando. A pesar de las dificultades por las que pasó la tripulación causados por la energía limitada, la pérdida de calor en la cabina, la falta de agua potable y la necesidad de reparar el sistema de extracción de dióxido de carbono, la nave y su tripulación consiguieron regresar a la Tierra el 17 de abril.

La Academia del Espacio del Museo de las Ciencias recrea las tres etapas básicas en la preparación para la realización de un lanzamiento nada menos que hasta la Estación Espacial Internacional (ISS). Guiados por la voz y la imagen del astronauta Pedro Duque, los visitantes recorren el laboratorio espacial, el ascensor de lanzamiento y el puente aéreo que permite acceder hasta el simulador de vuelo espacial.

El conjunto del viaje conduce al público por diferentes ámbitos en los que experimentan las mismas sensaciones que viven los astronautas, con imágenes reales e incluso movimientos. Recorrerá diferentes zonas -desde la antesala de la rampa de lanzamiento, el ascensor y la pasarela metálica de acceso a la nave. También vivirá la experiencia única de lo que es un lanzamiento espacial, el viaje, la visita al laboratorio espacial europeo de la ISS y el posterior regreso a la Tierra.

Gracias a ello el visitante conoce cómo se vive el estado de ingravidez, los objetos cotidianos que utilizan los astronautas o los experimentos científicos que realizan. La Estación Espacial Internacional se encuentra a 400 kilómetros de altura, la velocidad a la que viaja es de 7,7 km por segundo y de noche puede verse desde la Tierra a simple vista como un punto brillante fijo, no titilante como las estrellas, que cruza todo el horizonte en unos cinco minutos.

Su construcción comenzó en 1998 y en ella colaboraron la NASA (EEUU), la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Federal Rusa, la Agencia Espacial Canadiense, la Agencia Japonesa de Exploración Espacial y Brasil. Su primera tripulación se instaló en ella en el año 2000 y actualmente trabajan en el proyecto 16 países. Su tamaño es de 108 metros de largo y 80 metros de ancho, como un campo de fútbol, y tiene seis laboratorios en los que los astronautas, siete como máximo, realizan investigaciones y experimentos en el campo de la biología, la medicina, los materiales, etc.

Las misiones espaciales suelen durar de una semana a seis meses aunque hay astronautas que han estado más de un año. Casi toda el agua necesaria en la ISS tiene que transportarse desde la Tierra. Con ella los astronautas beben y preparan las comidas. Pero ésta también se recicla de todos los sitios posibles: de la humedad del aire ambiental por ejemplo extraen hasta 24 litros diarios e incluso de la orina tras purificarla. En la ISS cada 24 horas hay 16 anocheceres y 16 amaneceres por lo que sus tripulantes se planifican normalmente ocho horas de sueño al final de cada día. Los paseos espaciales pueden durar muchas horas, algunos astronautas han llegado a pasar hasta 9 horas fuera de la nave.

Cuando los astronautas regresan a la Tierra lo hacen muy fatigados y en ocasiones sufren mareos y se desmayan. Sus músculos y huesos se han debilitado, y su corazón debe trabajar más para bombear la sangre por todo el cuerpo. Durante algún tiempo, suelen tener problemas para mantenerse en pie, caminar, girar en las esquinas y mantener el equilibrio. Si cierran los ojos es posible que se caigan y hasta dormir les resulta difícil. Algunos astronautas comentan que tras meses de vuelta a la Tierra han soltado una taza al aire y se han sorprendido de que caiga al suelo.

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