Menú Cerrar
  • Inicio
  • ->
  • Paul G. Bahn: ‘La isla de Pascua nos enseña que tenemos que cuidar el medio ambiente’

Paul G. Bahn: ‘La isla de Pascua nos enseña que tenemos que cuidar el medio ambiente’

Una madre belga apasionada por la historia, con quien recorrió castillos y ruinas romanas,  y el mundo creado por Hergé lehan llevado a convertirse  en uno de los arqueólogos y divulgadores científicos más destacados, que pasó su infancia fascinado por las aventuras de Tïn tín. Entre sus tesoros,  guarda con cariño la respuesta que recibió de la viuda de Hergé, a quien dejó una carta en su tumba en la que contaba que era arqueólogo gracias a él.

Bahn formó parte del equipo que descubrió en 2005 en Cresswell Grags la primera cueva con arte rupestre paleolítico conocido en Reino Unido. ‘Mi sueño era encontrar en Inglaterra arte rupestre, nos decían que no existía pero es que nadie antes lo había intentado’. Grabados y bajorrelieves, con dibujos de ciervos, bisontes y, en especial, un ibis, ‘único en el arte paleolítico’, señala con orgullo paternal, que gracias a sus investigaciones hoy pueden ser admirados por el público. Y apunta su siguiente reto: encontrar arte rupestre en Bélgica, donde hasta ahora no se conocen restos.

 Su interés por el arte prehistórico junto con una beca de la Fundación Getty le llevó investigar en la Isla de Pascua ‘uno de los mitos de mi infancia, un lugar lleno de misterio y atractivo’. El aforo completo desde hace ya varias semanas de su conferencia sobre la isla de Pascua, que acogió ayer el Museo organizada por el British Council, demuestra la fascinación que ejerce este enclave del Pacífico. Es el lugar geográficamente más remoto y aislado de la Tierra, a 3.500 km al oeste de América y a 2.000 km al este de las islas Pitcairn,  custodiado por los famosos moais. Hay muchas teorías en torno a su historia pero ¿qué ocurrió realmente en la isla de Pascua?

‘Los polinesios siempre han tenido movimientos hacia el este en busca de recursos para sobrevivir; habrían muchos intentos, algunos fallaron y otros lo consiguieron, así que cuando llegaron a esa isla tan alejada se quedaron allí’ explica sobre la llegada de los primeros pobladores para quienes ‘su mundo era esa isla’.  Hasta allí llevaron su cultura polinesia y forma de existir ‘su agricultura y para ello adaptaron el medio y lo transformaron, talando los árboles y acabando incluso con algunas especies’ .

Uno de los grandes misterios de la isla son los famosos moais, las grandes esculturas de piedra, que miden entre uno y diez metros de altura y superan las 80 toneladas de peso. La pregunta es ¿cómo es posible que una cultura neolítica fuera capaz de crear y trasladar esas estatuas varios kilómetros? Los pascuenses decían que ‘la estatuas, andaban’. Aquí también hay muchas teorías. Paul G. Bahn explica que dependía de varios factores, como el peso, la distancia, con cuanta gente se contaba, la irregularidad del terreno. Al contrario que otros expertos que defienden un traslado ‘en horizontal’ o  sujetas con cuerdas, el arqueólogo sostiene que los pascuenses colocaban los moais en vertical sobre una plataforma que se desplazaba a través de raíles. ‘Es más factible que la llevaran en vertical para luego levantarla ya que el material era delicado’. 

 Sobre el significado de los más de mil moais encontrados en la isla, hay varias interpretaciones. Cuando llega James Cook, en el S. XVIII, los habitantes les explicaron que eran antepasados por los que sentían una gran respeto e incluso tenían identificados. Durante la segunda expedición por parte de exploradores holandeses, estos le otorgan una interpretación más ritual.

A los moais les insertaban unos ojos de coral blanco y de este modo las estatuas ‘cobraban vida y podían comunicarse con ellas’ explica Paul G. Bahn quien narra como esta ceremonia ‘se realizaba en las plataformas costeras, los que miraban hacia el mar’. También contaban con un sistema de escritura único ‘muy simbólico’ denominado rongo rongo.

Los isleños talaron los árboles para el cultivo agrícola, la deforestación condujo a la erosión del suelo, la pérdida de biodiversidad y el conflicto por los recursos… antes de que llegaran los primeros europeos, el  5 de abril de 1722, día de Pascua. Es lo que señala Bahn, frente a otros teóricos para quienes los aborígenes gestionaron bien sus recursos y  fue la llegada de los europeos lo que provocó el desastre,  Para Bahn, hay evidencias de que la isla ya tenía problemas medioambientales muy serios por la deforestación. Y cita una expresión del botánico John Flenley, con quien escribió su libro ‘Isla de Pascua, Isla Tierra’ , para explicar el colapso: ‘Hubo alguien que cortó el último árbol’.

‘La isla de Pascua nos enseña que tenemos que cuidar el medio ambiente, porque estamos haciendo un poco lo mismo con el planeta, cortando el último árbol’ lo que podría conllevar consecuencias graves a todos los niveles, sociales, culturales y políticos.  ‘Podemos aprender del caso de la isla de Pascua, para no repetir la historia’.

 

Compartir

Otras noticias de interés

Suscríbete a nuestro boletín