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‘HEMOS DEMOSTRADO CON CRECES QUE SOMOS UN GRAN COLECTIVO’

Hoy es el Día Internacional de la Enfermería, una fecha que celebra el nacimiento de Florence Nightingale, 'La dama de la lámpara', considerada precursora de la enfermería profesional moderna. En el hospital para soldados heridos en la guerra de Crimea se aseguraba de que todo el personal se lavara las manos con frecuencia y mantuvieran limpias las instalaciones. Por las noches, visitaba a los pacientes alumbrándoles con una lámpara. Con motivo del bicentenario de su nacimiento, la  Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el año 2020 como el año de la enfermería.  La actual crisis sanitaria provocada por la pandemia ha destacado el papel fundamental de un colectivo dedicado al cuidado y salud de los demás. 

Mª José Rodríguez Navarro es supervisora enfermera de quirófano en el  Hospital Universitario La Fe de Valencia y hoy tenía previsto participar en nuestro ciclo de 'Actualidad' del Museu de les Ciències con la conferencia «Enfermería y catástrofes naturales ¿cómo ayudar?».  'Hemos estado en primera línea siendo la barrera defensiva de la población aún arriesgando nuestras vidas y siendo el colectivo enfermero el más contagiado'. Así relata su experiencia estos meses en la lucha contra el Covid-19  una situación 'que nos ha hecho más fuerte» y que ha demostrado lo rápido que «somos capaces de adaptarnos a nuevas situaciones en muy poco tiempo, trabajando en conjunto con otros profesionales». Voluntaria en diversas actuaciones sanitarias, todavía se acuerda del Sr. Koroma, al que atendió en Sierra Leona durante el brote de Ébola en Lunsar, y señala que para ella cada misión sanitaria en África o catástrofes naturales en la que ha participado 'es un regalo de vivencias únicas e irrepetibles'.  

¿Por qué quiso ser enfermera? 

Yo siempre contesto lo mismo y es que no hay una única razón la que me motivó a estudiar enfermería, hay infinidad de razones. Amo mi profesión en todas sus vertientes. La enfermería es un pedacito de casi todas las profesiones, cuando ejercemos no solo lo hacemos proporcionando cuidados enfermeros enseñados en la carrera sino que aplicamos conocimientos  psicológicos a las personas que lo necesitan. En muchas ocasiones no somos conscientes de ello, y en otras, por supuesto, preparamos nuestra tarea para llegar a un fin mediante la actuación psicológica; también recurrimos a la enseñanza para que nuestros pacientes aprendan a cuidarse, recogemos datos para investigar y publicar en revistas científicas y así podría escribir y detallar infinidad de actuaciones que hacemos las enfermeras utilizando otras disciplinas para proporcionar a nuestros pacientes-clientes lo que mejor sabemos hacer: cuidados enfermeros. Estudie enfermería porque me acerca a la gente, porque nace de dentro de mí, me hace sentirme bien y egoístamente cuando ayudo siento que recibo más de lo que doy.

¿Cómo ha vivido y afronta la actual situación sanitaria?  

Ha sido muy estresante, todos los profesionales sanitarios estábamos en estado de shock hasta que poco a poco fuimos organizándonos. A mí me recordó lo mismo que ocurre cuando vamos a trabajar a un país que acaba de sufrir un terremoto como, por ejemplo, el de Haití, que fue muy impactante desde el minuto cero.  Hasta que entramos en el país, vimos la situación, el peligro y cómo podíamos ayudar, pasó un tiempo, pues esto para mí fue lo mismo. Hasta que fuimos conscientes de lo que se nos venía encima estuvimos en un estado de estrés continuo, cada día se cambiaban los protocolos, cada día teníamos que adaptar nuestra forma de trabajar a los medios materiales proporcionados, adaptar los circuitos para pacientes infectados y etc… En general yo no tenía miedo, tengo experiencia porque ya había estado en Sierra Leona trabajando en el contexto del Ébola y aprendí muchísimo aunque evidentemente son dos tipos de virus distintos. Jamás hubiera imaginado que esto que ha pasado ocurriera en el mundo desarrollado, en esta parte del mundo donde vivimos y ni mucho menos que el mundo se hubiera parado.

La OMS declaró el 2020 como el año de la enfermería, una gran oportunidad para resaltar su papel y concienciar a la sociedad y a los políticos de la necesidad de fortalecer a la enfermería como profesión ¿Cree que la irrupción del covid 19 va a suponer un mayor reconocimiento? 

Desde luego quien lo hubiera dicho, ha sido como que nos han puesto a prueba antes de que terminara nuestro año y además hemos tenido que demostrar lo que somos para que se nos diera un reconocimiento mundial de nuestra labor como enfermeras, todo me parece surrealista, pero hemos demostrado nuestra capacidad humana y nuestra labor profesional.  Además hemos estado en primera línea siendo la barrera defensiva de la población aún arriesgando nuestras vidas y siendo colectivo enfermero el más contagiado. No sé si esto supondrá un mayor reconocimiento, sinceramente a mí personalmente no me importa, porque hemos demostrado con creces que somos un gran colectivo y unos grandes profesionales.

¿Qué está suponiendo para la enfermería esta epidemia? 

Que nos ha hecho más fuerte y que somos capaces de organizarnos conjuntamente con otros profesionales.  Que hemos dado los primeros pasos, que no tenemos miedo porque es nuestra profesión que somos capaces de adaptarnos a nuevas situaciones en muy poco tiempo y que nos ponemos trabajar de cero a cien en muy poco tiempo. Hemos aprendido mucho y que trabajando en conjunto somos capaces de destruir barreras y construir salud.

Ha participado en varias campañas sanitarias en África y en situaciones de catástrofes  ¿qué le llevó a participar en estas misiones solidarias?

Amo mi profesión, como he dicho antes, pero sentía que me faltaba algo, sentía que aquí en Europa teníamos todos los medios y además el acceso a la sanidad es gratuita.  En África no solo no tienen acceso a la sanidad es que no tienen sanidad, solo unos pocos se la pueden permitir, un día pensé que tenía que aportar más de profesión de mis conocimientos a los más necesitados y empecé mi andadura por África con proyectos de salud a la población como por ejemplo, cirugía urológica en Monrovia (Liberia).  Allí no tenían urólogo y todavía hacen prácticas rituales de circuncisión a los niños  y he visto verdaderas atrocidades, o próstatas enormes porque no tienen medicación o apartaje para el diagnóstico.

También he participado durante 6 o 7 años en el proyecto de la fístula obstetricia con la fundación ‘Mujeres por África’, un proyecto precioso en el que las verdaderas supervivientes eran las niñas, ya que la fístula obstetricia suele afectar a mujeres jóvenes y en muchas ocasiones, por no decir en todas, suele morir la madre y el recién nacido en el parto. Se trata de un orificio entre el canal del parto y la vejiga o el recto causado por la prolongación u obstrucción de un parto sin recibir tratamiento médico oportuno. A consecuencia de esta lesión, la mujer no tiene control de la orina, las heces o ambas, y con el paso del tiempo deriva en afecciones médicas crónicas, depresión, aislamiento social y pobreza. Por cada mujer o niña a la que se le reparaba la fístula y la podíamos devolver a su entorno social es como si la vida me regalara algo. África crea adicción al que va y lo prueba, te aseguro que repite. Creo que ya son 19 intervenciones en el mundo de la cooperación y ojalá pueda hacer otras muchas más, se avecinan tiempos muy difíciles para todos.

¿Qué destacaría de estas experiencias?  

Ufff, muchas cosas, la cantidad de gente que dejas allí, gente que te quiere y que te trata con mucho cariño, que te valora como persona porque ellos saben todo el esfuerzo que hacemos por ir a ayudarles.

Cada misión es un regalo de vivencias únicas e irrepetibles, en el fondo estamos dejando un legado que ellos recogerán para continuar nuestra primeras actuaciones. Sabemos que hemos sembrando una semilla que ellos regarán y cuidarán con mucho cariño porque  al final recogerán el fruto, y eso es una experiencia inigualable.

¿Qué papel tuvo la enfermería durante el brote de Ébola en Lunsar  (Sierra Leona)? 

Ha sido uno de los mejores trabajos como enfermera que he podido realizar. He visto morir a mucha gente y además me encariñé de uno de mis pacientes que al final murió y eso me ha dejado huella (todavía me acuerdo del Sr. Koroma), lo vi solo y sin apenas medios y creo que si hubiera actuado antes a lo mejor se hubiera salvado, nunca lo sabré, todos los días íbamos a su casa a tomarle la temperatura y llevarle comida de este modo aislábamos a las personas que habían tenido algún contacto y evitar más contagios. Mi papel como enfermera en el contexto de Ebola en Lunsar (Sierra Leona) era hacer el seguimiento a las familias que habían tenido contacto con pacientes que enfermaron por el virus Ébola. Nosotros le dábamos atención sociosanitaria, de esto modo los posibles casos no se relacionaban con otras personas y no contagiaban a más personas. Les llevábamos la comida, la medicación, el carbón y tomábamos la temperatura todos los días y veíamos como evolucionaban y si enfermaban los llevábamos a los centros especiales para el tratamiento del ébola.

 

 

 

 

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