La experta Mercedes González Fernández, del Instituto de Estudios Científicos en Momias (IECIM), participa hoy en el ciclo 'A ciencia cierta'  con la conferencia 'El mundo de las momias' . La actividad es de libre acceso, previa inscripción, y comenzará a partir de las 19:30 h en el Auditorio Santiago Grisolía del Museu de les Ciències. 

A la hora de estudiar restos humanos, siempre se ha dado preferencia a los óseos en detrimento de los momificados, tal vez, por la rareza y/o escasez de estos últimos. Pero, científicamente hablando, las momias aportan una valiosa información ya que, además de huesos, todavía conservan tejidos blandos, cabello, uñas, etc., los cuales son una importante fuente de datos para conocer cómo fueron sus vidas, de qué se alimentaron, qué enfermedades padecieron y cómo éstas han ido evolucionando a lo largo del tiempo. 

¿En qué consiste su trabajo y el del Instituto de Estudios Científicos de Momias?

Mi trabajo consiste, fundamentalmente, en la documentación, restauración y conservación preventiva de restos humanos y animales momificados, independientemente de la cultura a la que éstos pertenezcan. Con respecto a las atribuciones del IECIM: – Actividades de investigación y docencia relacionados con el estudio de las prácticas funerarias en distintas épocas y culturas. – Asesoramiento a organismos oficiales y privados sobre temas relacionados con la restauración, conservación preventiva y exposición/almacenaje de restos momificados. – Participación en campañas arqueológicas para la recuperación de restos antropológicos y su correspondiente ajuar funerario.– Colaborar con distintas instituciones en el estudio científico de las momias (Datación por C14, Isótopos estables, parasitología, Rx, CT escáner, etc.)

¿Cómo nace su interés por el mundo que rodea las momias?

Mi interés se despertó a raíz de ver, por primera vez, el cuerpo “conservado” del Padre José María Rubio, en la iglesia de los Jesuitas de Madrid, cuando yo apenas tenía 7 años. Dicho interés fue aumentando gracias a dos vecinos, médicos ambos, que vivían en el mismo edificio. Ellos fueron los que me mostraron la evolución que sufría un cuerpo tras la muerte, así como los procesos que evitaban el deterioro del mismo. Es decir, que a los 9 años dominaba perfectamente los fenómenos de descomposición cadavérica, así como todos los procesos de momificación, a lo largo y ancho del planeta…

¿De dónde proceden principalmente los restos que analizan?

De cualquier parte del mundo, ya que hemos asesorado y trabajado con momias depositadas en entidades como el Museo Egipcio de El Cairo (Egipto), Roemer-und Pelizaeus-Museum (Alemania), Museo de Ancón (Perú) Actualmente estamos trabajando con una momia andina, procedente del Perú, con las momias que fueron exhumadas en la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora (Quinto, Zaragoza) y con las que se recuperaron en la cripta del convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid, durante el proyecto de búsqueda de los restos mortales de Miguel de Cervantes Saavedra.

¿Qué información nos aporta el estudio de los restos momificados? 

Las momias son como cápsulas que guardan en su interior una considerable información. Su estudio nos aporta valiosos testimonios sobre cómo fueron sus vidas, qué enfermedades padecieron y cómo éstas han podido ir evolucionando a lo largo del tiempo, lo que nos puede ayudar a combatirlas hoy día. Y, con un poco de suerte, incluso podemos averiguar cuál fue la causa de su fallecimiento.

¿Cómo han influido las nuevas tecnologías en este estudio?

A una momia se le puede someter a las mismas pruebas de diagnóstico que a una persona viva, excepto la resonancia magnética, ya que esta técnica requiere que el cuerpo esté hidratado. Las dos tecnologías que han supuesto un gran avance en el estudio de los restos momificados son, el estudio del ADN antiguo, no sólo para determinar líneas de parentesco entre determinadas momias, sino también, para estudiar el ADN de los patógenos que pudieron afectar a dichos cuerpos en la antigüedad. Y el escáner CT, ya que nos permite recorrer de forma virtual el interior del cuerpo momificado sin necesidad de manipularlo. Al no ser esta última una técnica invasiva, es ideal para estudiar las momias egipcias, sin necesidad de sacarlas del ataúd, o los fardos funerarios andinos, sin tener que retirar los textiles para poder estudiar la momia.