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José Luis Rubio: ‘Todavía es posible mitigar el cambio climático y además, es necesario’

Experto en desertificación del suelo e investigador, José Luis Rubio señala al cambio climático como 'el mayor desafío del siglo XXI' y considera una prioridad poner en marcha  un nuevo modelo basado en las energías renovables.  Rubio advierte de que la cuenca mediterránea es una de las regiones más afectadas y vulnerables ante esta amenaza y emplaza a que España sea más beligerante y con más presencia en los foros globales contra el cambio climático. Aunque existe un nivel de alteración del clima 'irreversible' también defiende que todavía es posible la adaptación, que pasa por la urgente reducción de emisiones, un cambio de actitud hacia los recursos y la apuesta por las energías limpias. Con el objetivo de analizar las implicaciones y consecuencias de la reciente cumbre celebrada en París, el Premio Jaime I de Protección al Medio Ambiente e investigador del CSIC modera esta tarde la mesa redonda en el Museu de les Ciències 'El cambio climático después de la Conferencia de París ¿Eludiendo lo ineludible?'. 

¿Qué evidencias permiten afirmar que el cambio climático es «inequívoco» como se ha plasmado en el quinto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)?

Existe una abrumadora aportación de hechos científicos, evaluaciones, estudios y modelizaciones que demuestran la influencia de los gases de efecto invernadero sobre el clima. Esto no es nuevo, desde 1893 y gracias a los estudios del químico sueco Svante Arrhenius, se conocen los efectos del dióxido de carbono sobre la temperatura de la Tierra. Negar esta relación es como negar la ley de gravedad. Pero además de las evaluaciones científicas, existe también una abrumadora cantidad de señales que están emitiendo los sistemas naturales. Me refiero al retroceso de glaciares, la acidificación de los océanos, la disminución de la banquisa del Ártico, la subida del nivel del mar,.. como grandes procesos globales pero además y a escala regional estamos siendo testigos del aumento de los episodios climáticos extremos: sequias, lluvias torrenciales, inundaciones, olas de calor, anomalías y variabilidad climática,…, de los incendios forestales, los ritmos fenológicos de plantas y animales, los impactos en la salud humana, los efectos en la producción agrícola, etc… En las zonas más desfavorecidas del planeta se están produciendo además consecuencias socioeconómicas que generan inestabilidad política y social, migraciones forzadas, conflictos y guerras.

Ante esta realidad, ¿qué ha supuesto la última Conferencia de París (COP21)?

No ha sido como el gran fracaso de la Conferencia de Copenhague, pero si podemos calificarla como de otra oportunidad perdida. La conferencia de Paris había generado grandes expectativas políticas, sociales y de búsqueda de compromisos y protocolos vinculantes. Se ha conseguido un mayor nivel de acuerdo, y con un mayor número de países participantes sobre la necesidad y urgencia de abordar la lucha contra el cambio climático, pero los compromisos han sido solo vinculantes en el nivel de la buena voluntad de las naciones. Básicamente, la responsabilidad de actuar se traslada a los países y regiones; por ello esta Mesa Redonda en el Museu Príncep Felipe, ofrece la oportunidad de analizar y debatir, desde los puntos de vista científico, social e institucional, las implicaciones y consecuencias de la Conferencia de Paris y la posibilidad de debatir el planteamiento de actuaciones y medidas en el marco de una de las regiones más afectadas y vulnerables por el cambio climático.

Usted asegura que el cambio climático «es la amenaza que sin duda constituye el desafío más importante del siglo XXI» ¿qué acciones se deben llevar a cabo para afrontar este desafío? ¿Está la solución a nuestro alcance?

El tiempo corre en contra nuestra y existe ya un nivel de alteración del clima que es irreversible. La alteración de la química de la atmósfera por el ingente tonelaje de compuestos químicos emitidos desde el inicio de la era industrial está actuando ya y su persistencia en la atmósfera, y en la alteración de los sistemas climáticos de regulación, afectará el clima de las próximas décadas. El gran desafío y la urgencia para la humanidad es frenar y mitigar el proceso, para mitigar el agravamiento de los efectos y de las consecuencias que ya están en marcha y para evitar el desencadenamiento de mecanismos de retroalimentación que pueden originar su aceleración y provocar consecuencias imprevisibles y catastróficas.

Mitigar el Cambio climático es todavía posible y además necesario. La humanidad ha de cambiar la dirección de un rumbo equivocado y que lleva a un callejón sin salida. El cambio del modelo energético hacia energías renovables es una prioridad. Existen los conocimientos científicos y aplicados que pueden iniciar esta transición hacia energías más limpias; falta el compromiso político y la colaboración de los sectores industriales y financieros.

¿Cree que los ciudadanos somos conscientes de la gravedad de esta amenaza? ¿Qué puede hacerse para conseguir una mayor implicación social en este tema?

No, la sociedad no está respondiendo ante la gravedad de la amenaza. Existe una inercia natural a no cambiar y eludir los temas que no parecen afectarnos inmediatamente. Pero, el clima lo condiciona todo, es ineludible. No podemos sustraernos a su influencia. Las actividades económicas, productivas, sociales, de recreo, ocio, salud, bienestar,… están condicionadas por el clima que modela el funcionamiento natural del entorno y todas sus facetas productivas. La amenaza real es que las condiciones actuales pueden evolucionar hacia un clima más imprevisible, errático, descontrolado y con tendencia hacia un entorno más inhóspito y árido con unos parámetros concretos todavía difíciles de prever. La amenaza de la alteración climática va en serio y, a nivel individual y colectivo, deberíamos reaccionar. Hay que señalar también que además de esta cierta anestesia social, también existe un hábil manejo y desinformación organizada de la sociedad por parte de sectores y corporaciones con ingentes intereses económicos.

¿Qué países serán los que se verán más afectados por las consecuencias de este cambio climático?

 Nuestro país se encuentra enclavado en una de las regiones, la cuenca mediterránea, señalada en todos los estudios y evaluaciones, como una de las áreas mundiales de mayor fragilidad y vulnerabilidad ante la amenaza del cambio climático. En la alteración del clima existe una circunstancia perversa. Nosotros no somos responsables de la emisión de contaminantes a la atmósfera por parte de USA, China, India, Australia, Rusia, Centro Europa,.. pero si que sufriremos sus consecuencias. No al nivel dramático de los países del tercer mundo pero si con graves consecuencias ambientales, económicas y sociales. No es que España haya sido un ejemplo de lucha contra el cambio climático y de control de emisiones, pero nuestra contribución en el cómputo global es insignificante. Seremos víctimas del efecto provocado en otras latitudes. Por ello España debería ser mucho más beligerante, reivindicativa y con más presencia en los foros globales de lucha contra el cambio climático. Ante todo se trataría de contribuir al esfuerzo global de mitigación pero también a incidir ante los países más contaminantes y, lo que ya es urgente e inaplazable, diseñar y aplicar realmente las estrategias nacionales y regionales de adaptación a lo que es una ineludible amenaza. 

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