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El Museo de las Ciencias alberga animales con los que aprender ciencia

En el Museo puedes encontrar un zoo muy especial con el que aprender ciencia de forma divertida.  Si quieres ver una extraña célula gigante de forma ovoide no te pierdas nuestra incubadora de pollitos en la que cada día multitud de ellos “salen del cascarón” en «Bienvenidos a la vida». Por su parte los animales de sangre fría pueden enseñarnos un montón de cosas sobre la temperatura. Un simpático dragón barbudo, experto en técnicas de camuflaje, nos demostrará en el taller «Al rojo vivo» de la Ciencia a Escena, cómo pasa desapercibido incluso a los ojos de una cámara termográfica. En el taller “Micrarium”, también de la Ciencia a Escena, te maravillarás contemplando organismos vivos microscópicos de formas increíbles cuyo “hábitat” es una simple gota de agua.

Pero si lo que te gustan son las grandes obras de ingeniería te recomendamos que no dejes de visitar nuestro hormiguero para alucinar en vivo y en directo con las increíbles galerías subterráneas construidas por las hormigas Atta, llamadas así por ser expertas cortadoras de hojas. Aquí podrás aprender qué es lo que caracteriza a un insecto, o qué es lo que diferencia a estos animales de otros que se le parecen como por ejemplo las termitas. En la exposición «Amueblando el hábitat. De la mano de con la naturaleza» encontrarás un termitero real enterándote de paso de la importancia que tienen estos seres vivos a la hora de mantener el ciclo de la vida  al ser portadoras de bacterias descomponedoras de la celulosa que poseen los árboles que mueren.

Los animales son la mejor forma de entender qué es eso de la evolución y cómo se adaptan éstos a las condiciones concretas que les ofrece su entorno. En la exposición «Bosque de Cromosomas» de la tercera planta encontrarás algunos ejemplos curiosos de todo ello. En ella te mostramos cráneos de jirafa –por cierto mucho más grande de lo que creemos dado que siempre lo vemos a varios metros de altura sobre su esbelta propietaria-, de hipopótamo, de elefante, de tigre e incluso de cocodrilo para explicar de qué forma los diferentes sistemas de dentición se adaptan al tipo de dieta que se posee, o el sorprendente caso del ajolote, cuyo nombre proviene de la lengua Nahuatl utilizada por los antiguos Aztecas y que significa “Perro de Agua”. Un anfibio fuera de lo común que ha quedado en estado de larva de manera permanente. Para los más curiosos reservamos una galería de rarezas de animales que presentan malformaciones -una gallina con tres patas, un perro cíclope, un cordero con dos cuerpos- con las que podemos comprobar qué es lo que ocurre cuando un determinado gen no hace bien su trabajo.

Y estos son sólo algunos de los muchos seres vivos que te esperan en el Museo, pero hay muchos más. Ven a descubrirlos .

 

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