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Jorge Membrado, espeleólogo y alpinista:’Por debajo de 2.000 metros me invade una amplia sensación de libertad’

De Morella al centro de la Tierra y a las cimas del mundo. El castellonense Jorge Membrado cuenta entre sus logros el descenso a -2080 metros en una de las simas más profundas del planeta, tras 12 días de inmersión. O coronar el monte McKinley, uno de los picos más fríos y complejos del mundo. Jorge Membrado recuerda que su vocación comenzó en las cuevas y paredes del castillo de la capital de Els Ports, su localidad natal. Reconocido como deportista de alto nivel por sus exploraciones subterráneas en los cinco continentes, alpinista y espeleólogo, es uno de los mayores expertos en estos deportes, en la formación para rescate en montaña y desde la Societat ‘ESPEMO’ fomenta las actividades de montaña. Esta tarde en la sala de proyecciones del Hemisfèric imparte la conferencia ‘Explorando los lugares más extremos del planeta’ para desvelarnos un mundo fascinante con ríos subterráneos, cavidades volcánicas e impresionantes verticales. Libre acceso previa inscripción.

¿Qué motiva a una persona a la exploración extrema?
Poco a poco se van alcanzando retos. Algunos son de superación, otros de conocimiento, otros de amistad. En ocasiones es sencillamente el sentirse capaz de hacer algo que no es fácil pero que se disfrute haciendo. Nunca hacemos las expediciones para los demás, cada cual tiene que vivir el momento, las decisiones que llevan al éxito o al fracaso se recuerdan toda la vida.

¿Cómo se prepara?
El entrenamiento que se sigue de ultra resistencia, en las dos actividades se compaginan momentos de gran intensidad física con trabajos aerobios extremos en cuanto a su duración, a veces hasta 16 horas. Para mí, las claves son dos. Por una parte trabajar durante años el metabolismo de las grasas. Afortunadamente siempre tenemos en reserva y creo que es la clave para aguantar tantas horas con un grado de intensidad y atención aceptable. Por otra parte, la tolerancia a la deshidratación, que es clave para soportar la intensa actividad deportiva, el mal de altura, las congelaciones, etc. En mi caso, lo mejor es practicar habitualmente la actividad y complementarla con ejercicios como la mountain bike, alpinismo, espeleología, etc.

¿Y cómo se planifican este tipo de expediciones?
Ésta es la clave. Aquí es donde se empiezan a tomar las decisiones que llevaran al éxito o al fracaso. Lo primero es mesurar las posibilidades y en todo caso posponer el objetivo hasta verse absolutamente capaz de realizarlo. En mi caso, soy bastante conservador, intento poner los medios necesarios para cuando las cosas inevitablemente se compliquen. Pero lo mejor es conocerse bien a sí mismo y sobre todo al equipo. Muchas expediciones acaban mal entre los miembros del equipo, creo que es un error. Si yo supiera de antemano que acabaría discutiendo con los otros miembros del grupo, sencillamente no haría la expedición. Lo que ocurre es que llegada la hora de tomar las decisiones complicadas que casi siempre acaban surgiendo, se anteponen los objetivos personales a los del grupo. Los participantes de una expedición, deben volver siendo más amigos que antes, en caso contrario para mí es un fracaso. Independientemente de hacer cumbre o la profundidad deseada.

De su trayectoria, ¿qué experiencia o momento decisivo destacaría?
Es difícil, pero quizá destacaría tres. Cuando hice el Kilimanjaro (5.895 m) en compañía de mi mujer y mi hijo Jordi que entonces tenía 9 años siendo el más joven en ascender esta cumbre, cuando hicimos el récord del mundo de 2012 también con mi hijo Jordi de 13 años y mi sobrino Marc de 15, y hace un mes cuando hice la sima GESM con mis dos hijos a -1.000 m.

Participó en al expedición que logró el record mundial de profundidad en la cueva de Krubera-Voronya. ¿qué se siente a más de 2.000 de metros de profundidad?
Bueno, lo cierto es que el verdadero récord recae en el ucraniano Gennady Samokhin que fue el buceador que consiguió bajar a – 2.196 m. Nosotros llegamos muy cerca, facilitándole lo máximo posible su trabajo, instalando cuerdas, porteando comida y equipo de buceo, etc. He estado varias veces por debajo de 2.000 m, y contrariamente a lo que se pueda pensar, personalmente me invade una amplia sensación de libertad, dependiendo de uno mismo, sin otras personas que interfieran el espeleólogo y la sima, es lo único que importa.

Hasta allí le acompañó su hijo que entonces contaba con 13 años, convirtiéndose en el deportista más joven en conseguirlo, ¿qué reglas fundamentales le ha transmitido para la práctica de estos deportes extremos?
Al igual que ocurriera con el Kilimanjaro donde también fue el más joven con 9 años, todo se calcula minuciosamente. En el Kilimanjaro, se le midieron la presión arterial, la saturación arterial de oxígeno y las pulsaciones cada 100 m de desnivel a partir de 4.000 m. Todo ello para descender al mínimo problema. Por supuesto ascendía mucho más controlado que todos los demás que andaban por al montaña. En el récord de profundidad del 2012, nunca nos planteamos el llegar a los – 2.080 m como objetivo. Nosotros fuimos a trabajar en la expedición ucraniana que quería batir el récord del mundo, una vez allí, y con nuestro trabajo de expedición realizado, nos planteamos superar los distintos obstáculos que llevan a -2.080 m. Pero paso a paso, disfrutándolo. Contrariamente a lo que se pueda pensar, Jordi no es tiene unas facultades que destaquen entre los de su edad, no es más fuerte ni más rápido. Lo que quizá ha aprendido es a tener calma, a sufrir lo necesario, a no precipitarse y estudiar cada movimiento para no llegar al momento en que se deba arriesgar. 

Al explorar los secretos del interior de la Tierra, ¿han descubierto especies desconocidas? ¿qué estudios científicos se realizan en las profundidades?
Sin duda es una de las mayores satisfacciones para un espeleólogo. Continuamente estamos descubriendo especies nuevas y muchas adaptaciones que se han desarrollado de forma diferente a como esperaban los bioespeleólogos. La espeleología es un deporte-ciencia, y a unas grandes facultades deportivas, hay que añadir los trabajos científicos (geológicos, topográficos, hidrológicos, biológicos, etc.). En el caso de la bioespeleología, nuestro trabajo se centra en recoger muestras a diversas profundidades para su estudio posterior por parte de especialistas. Durante muchos años se especuló con que las zonas más aisladas eran las grandes selvas del amazonas, indonesia, etc. Ahora se ha descubierto que están ampliamente comunicadas por vía aérea y que son las grandes profundidades las que han quedado fuera de la observación de los especialistas.

¿Podría elegir entre alpinismo y espeleología?
Nunca, el alpinismo puede resultar más espectacular pero es difícil descubrir nuevos horizontes. La espeleología es más sosegada, callada, de hecho creo que la espeleología debería ocupar el lugar que se merece. Allí donde hay cuerdas fijas, se usan técnicas espeleológicas. No en vano son los que llevan 50 años desarrollando técnicas específicas sobre la cuerda, rescatadores y trabajadores verticales usan estas técnicas.

¿Qué enseña la montaña? ¿Cómo se ve el mundo desde las cimas?
Como otras actividades, creo que a veces la enseñanza hay que buscarla en uno mismo. Hay que tener en cuenta que las actividades que realizamos tienen riesgos que son difícilmente controlables, es por ello que , para mí, es muy importante la cadena de decisiones que pueden llevar al desastre. Haya que ampliar el margen de seguridad de la parte controlable. Creo que yo he aprendido a superar las dificultades que dependen de uno mismo. A no apurar lo que no es necesario con el fin de disponer de la máxima maniobrabilidad posible.

Su próximo reto es…
Bueno, hay muchos, pero si hay financiación, me han propuesto hacer la máxima altura y profundidad de cada continente

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