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«Los microorganismos tienen un potencial infinito»

¿Cómo surgió la iniciativa? ¿Quién forma el equipo humano de iGEM València UPV?

La iniciativa surgió en 2006, cuando se creó un equipo conjunto entre la Universidad de Valencia y la Universidad Politécnica. Desde 2014 la UPV tiene su propio equipo, que utiliza los laboratorios del IBMCP-CSIC. El equipo está formado por estudiantes de cualquier curso de varias carreras de la Universidad Politécnica de Valencia. Generalmente somos alumnos de 3º y 4º de biotecnología, ingeniería industrial, ingeniería informática, ingeniería biomédica, ingeniería eléctronica, bellas artes… Lo importante es que el equipo sea variado y multidisciplinar para lograr un proyecto completo. Además de los alumnos, están los consejeros y los instructores. Los consejeros suelen ser alumnos que han participado otros años o especialistas en ciertos temas que nos ayudan. Los instructores son profesores o investigadores de varias áreas. En concreto, estos años han sido Diego Orzáez, Alberto Conejero, Jesús Picó y Javier Urchueguía.

¿Qué es la biología sintética?

Es una disciplina que busca crear y diseñar nuevos sistemas biológicos que no existen en la naturaleza, es decir, crear microorganismos o seres vivos que se comporten como ordenadores. Los investigadores pensamos en una función que queremos o necesitamos que realice un microorganismo o un ser vivo, y diseñamos un circuito genético que hace posible esa función, como bacterias que brillan en la oscuridad o bacterias que limpian tóxicos específicos son ejemplos de biología sintética.

¿Qué aplicaciones prácticas tiene? ¿En qué beneficia a la sociedad?

Muchos de los problemas de la sociedad actual podrían tener solución en la biología sintética, desde biomedicina hasta biorremediación o bioenergía. Los microorganismos tienen un potencial infinito. Con las herramientas adecuadas y una buena idea podemos programar un microorganismo para que realice una tarea determinada. Hay bacterias que pueden comer plástico o petróleo, microalgas mejoradas que pueden producir biocombustibles muy eficientes, sensores con microorganismos que detectan cuál es el nivel de maduración de una fruta (evitando que se estropeen y se desechen), sensores con bacterias que detectan niveles de insulina en sangre automáticamente, plantas que producen frutas con más nutrientes, o manzanas y champiñones que no se oxidan con el aire. En un futuro, una vez revisado el código bioético, podrían curarse enfermedades genéticas antes de nacer. Los beneficios en la sociedad llegan a cualquier ámbito, desde lo más relevante hasta lo más sencillo.

La tecnología llega a impregnar el campo de la biología, de lo natural. ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Adónde cree que puede llegar en el campo en el que se encuentran?

La biología y la vida son sistemas complejos de por sí, autogestionados. El potencial de los seres vivos es increíble y es importante aprovechar la complejidad de la vida y fusionarla con la tecnología, porque esto nos permite crear nuevos sistemas que nos beneficien en todos los ámbitos. Los medicamentos, las vacunas, el diagnóstico, el tratamiento de residuos y los biocombustibles son todo productos de aprovechar lo que nos ofrece la vida natural, y mejorarlo o modificarlo para nuestro beneficio y el propio beneficio de nuestro entorno. En el caso en el que trabaja el equipo Valencia UPV iGEM, se trata de garantizar la seguridad alimentaria haciendo accesible la mejora vegetal de plantas a poblaciones que no sean expertas en biotecnología o técnicas de biología sintética. Nuestro objetivo en el proyecto es conseguir que cualquier cooperativa o pequeño laboratorio de cualquier parte del mundo pueda elegir cómo quiere mejorar sus plantas y cultivos, y además puedan hacerlo por sí mismos a un bajo coste.

¿Conocen los agricultores y las cooperativas agrícolas su proyecto, las ventajas y beneficios de la biología genética?

En general, la población tiene rechazo hacia la modificación genética de seres vivos superiores, como plantas y animales (aunque no hacia la modificación de organismos). El equipo de Valencia ha trabajado los últimos años con modificación de plantas y hemos encontrado una barrera en la parte de trasladar al público nuestros proyectos, a pesar de que son ideas que benefician a la sociedad. Los agricultores y cooperativas no son una excepción. Nosotros hablamos con el IVIA (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias) e Intersemillas (una empresa semillera). Ambos estuvieron interesados en nuestro proyecto, y dijeron que sería una gran ventaja poder usar la edición genética de plantas con CRISPR y nuestros métodos para desarrollar nuevas variedades de plantas. En otros países, los beneficios de la mejora genética son conocidos, y los agricultores aceptan y eligen plantas transgénicas resistentes a plagas o más productivas. La legislación más restrictiva de Europa, sin embargo, hace más difícil que se extienda su uso. Aunque se usa mejora genética, no se usan técnicas de transgénesis o edición genética como las que proponemos nosotros, mucho más precisas y rápidas.

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